3 de diciembre de 2010

Anécdotas de los abuelos de 1º ESO A y B.

  • Una historia de Amalia Sánchez, bisabuela de Juan Albañil.
    • Un día mi bisabuela Amalia fue a lavar al río la ropa de mi abuelo, entonces le encargó a mi abuelo que cuidara de mi tío-abuelo, su hermano pequeño, pero mi abuelo en vez de atender a su hermano, como mi abuelo ha sido siempre muy comilón, se zampó un chorizo y se puso malo, tras volver de lavar la ropa mi bisabuela tuvo que llevar a mi abuelo al hospital.
  • Una historia del abuelo de Elisa Correro.
    • Antiguamente había que ir a buscar el agua a una especie de pozo, y mi abuelo tenía la suerte de tener ese pozo justo al lado de casa. Lo malo, es que siempre había mucha cola para llenar los cubos de agua; entonces había que esperar mucho tiempo, y la madre de mi abuelo, para no estar esperando tanto tiempo (y poder aprovechar en la casa) mandaba a mi abuelo a la cola, y cuando le llegaba su turno, avisaba a su madre con un grito para que fuera a recoger el agua con los cubos, porque mi abuelo, que era pequeño (once-doce años) no podía él solo.
  • Una historia del abuelo de Selena Brink.
    • Mi abuelo cuando era joven, en 1942 en la Segunda Guerra Mundial tenía unos veinte años y trabajaba en el ejército como conductor. Una vez tenía que ir a Alemania para una empresa holandesa, transportaba leña, madera, alimentos... pero como su familia tenía frío y hambre, él siempre cogía un poco para toda su familia.
  • Una historia de Mariví, la vecina de setenta años de Stefani Emilova.
    • Una vez había en una de las casas de Mariví. Vivía en una planta baja. Y como la madre tenía muchas plantas, mandó fumigar. Entonces llegó Jesús, el hermano de Mariví, llegó de trabajar. Al ver el humo y notar el mal olor se alarmó y se puso a buscar por toda la casa a Mariví y a su madre. Al no encontrar les escribió una carta a Mariví con mucho sentimiento. (La carta se conserva en Alemania).
  • Una historia del abuelo de Arturo Portillo.
    • Mi abuelo estaba en un bar llamado "Bar El Pelao". Un hombre que estaba cerca suya sentado pidió una tapa de magro con tomate. Cuando el camarero le dio la taza metió el dedo gordo. El hombre sin probarlo le dijo: caliéntamelo más anda. El camarero lo calentó y se lo dio y otra vez metió el dedo gordo. El hombre de nuevo dijo que se lo calentara. El camarero lo calentó y metió el dedo otra vez. El hombre de nuevo le dijo que se lo calentara y el camarero le dijo que estaba hirviendo y le hombre le contestó: "pues no estará tan caliente cuando metes el dedo y no te quemas". Entonces en mi familia cuando alguna comida quema decimos: "esto está más caliente que las tapas del Pelao".

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